martes, agosto 17, 2010

Sexo y religión.

Por Monseñor Joaquín Peñalosa.

No es ninguna novedad. Las mujeres son mucho mas asiduas a las practicas religiosas y asisten con mayor fidelidad a los actos y servicios de culto que los varones. Los sociólogos suelen llamar a este hecho, que viene de tiempo atrás, dimorfismo sexual religioso.

Las manifestaciones de este desdoblamiento de actitudes y conductas son numerosa. Por ejemplo, las mujeres practican mas que los hombres en cualquier grupo de edad, sean niñas, jóvenes o adultas. La minoría masculina que practica, suele mostrarse mas pasiva que la mayoría femenina; en el templo, el varón tiene mas aires de espectador que de participante. Suele formar un publico de discreto retraimiento que con dificultad se suma a la plegaria o al canto comunitario.

En las regiones que se distinguen por una intensa practica religiosa, la diferencia entre hombre y mujer se atenua, según se ensancha en los lugares indiferentes. De tal suerte en una región que priva la indiferencia religiosa, las mujeres representan el ultimo signo de vitalidad religiosa.

El proceso de descristianización o de arreligiosidad va vinculado al proceso de desvirilizacion del concepto y practica de la religión.

Mal síntoma cuando solo las mujeres, y peor si exclusivamente las ancianas son las únicas participantes de la vida religiosa.

Detrás de cada hecho se esconde una idea. Las corrientes de pensamiento q llegan a la mas dosificadas y tal vez empobrecidas, pero siempre llegan. En el ambiente se respira una filosofía practica que entroniza a cuanto se resuelve en utilidad inmediata, una filosofía hedonista que entiende la vida como el largo disfrute del placer, una filosofía materialista que prescinde obviamente del espíritu y de la transcendencia del hombre..

Aunque algunos estudiosos lo ponen en dudad la mujer suele ser mas religiosa, mas piadosa que el hombre por su emotividad, por su tendencia afectiva, por su generosidad, por la necesidad de confiarse. Pero seria muy aventurado afirmar que la mujer por naturaleza es religiosa tanto como el hombre es arreligioso.

Hay una falsa apreciación de orden moral que corre como lugar común entre un considerable numero de varones; piensan que la religión es asunto de mujeres.Y ellos involucra una doble deformación; por una parte se deforma por exceso el concepto de hombría y por otra, se deforma por defecto el concepto de religión. Al mismo tiempo se sobrestima la virilidad conforme se subestima la religión.

De cualquier manera , el dimorfismo sexual religioso denuncia la ruptura de la solidaridad familiar. Si en el seno del hogar, practica la madre pero inhibe el padre, los hijos se veran sacudidos por dos presiones, dudosos , ante dos comportamientos diversos y tirados hacia la facilidad del ejemplo paterno. Cuando se rompe la solidaridad familiar, la observancia de los preceptos y de las practicas religiosas ha perdido su primer y mas efectivo apoyo.

"Mini charlas para catolicos de peso completo" Ed. Paulinas.

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