La revista francesa de pastoral litúrgica "Celebrer" hizo una evaluación de la actuación del Venerable Juan Pablo II como presidente de la asamblea liturgia durante su viaje apostólico por Francia.
" Las cualidades de Juan Pablo II como celebrante han sido uno de los aspectos decisivos del éxito de las celebraciones. Es un hombre "presente", que vive sus gestos y sus palabras. Ocupa su lugar exacto en el espacio y participa en la totalidad de la acción. Esta atento a todo lo que sucede, aunque no sea él quien intervenga en esos momentos; esta atento a las personas, al grupo y a los individuos.
Tiene, ciertamente, un carisma de comunicación, pero se capta con toda claridad que lo esencial esta en su interior, en su relación con Alguien. Escucha atentamente las lecturas y, cuando sabe los cantos, canta con la asamblea. Aunque sea él quien preside, forma parte de la asamblea cuando esta se expresa como tal.
Cuando dice la oración, sabe hacer silencio antes de la plegaria y recogerse; después, con una dicción reposada, plena, les da a las palabras todo su valor. Su voz solida, afirmativa, unida a una cadencia relativamente lenta, amplifica el efecto de lo que pronuncia".
Paradojicamente, desde luego, el hecho que el venerable Juan Pablo II no dominara totalmente la lengua francesa se transformo muchas veces en una ventaja. La lentitud, el apoyo sobre las palabras, se añadían a la profundidad de su voluntad de orar y hacer orar.
De Firminio y Liberio. Obra nacional de la buena prensa.
Antonio Serrano Pérez, S.J.
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