Cierto día llego un tipo a una aldea lejana de la civilización , esta aldea destacaba por el amor que los habitantes tenían a la Biblia, cada habitante tenia una en su casa, y utilizaban por lo menos una media hora en su lectura.
Este recién llegado, enseño nuevas maneras de cultivar, de regar los campos, de sanar los animales y de autogobernarse mas justamente.
Hasta que un día , llegaron unos soldados con ordenes de capturar un peligroso revolucionario, entonces llagaron con los ancianos de la comunidad, para preguntarles si entre ellos no se encontraba alguien que no perteneciera a la comunidad, pues este tipo era un peligro para la “paz” de la nación.
Los ancianos no sabían que hacer, no creían que aquel buen hombre fuera lo que dijeron los soldados que era, es mas , los soldados no contaban con una fotografía, sino de una muy vaga descripción ( cualquiera cabìa en ella), pero aquel hombre era el único que no era originario de la comunidad.
Los ancianos dudaban , no sabían que hacer, pero fieles a su practica de usar la Biblia, buscaron la respuesta en ella.
Hasta que uno encontró los siguientes versículos :
“Ustedes no entienden nada. No se dan cuenta que es mejor que muera un solo hombre y no que perezca toda la nación". Juan 11,49a-50 *.
Entonces confortados , entregaron aquel hombre a los soldados.
Pasados unos días llego a la aldea un profeta, y a fuerte voz increpo a los ancianos de aquella comunidad:
¿“Que han hecho?
Porque entregaron a ese hombre?
Si el estaba destinado a traer prosperidad y paz a TODA LA NACIÓN”.
Los ancianos , solo replicaron :
“hicimos lo que la Biblia en ese momento nos sugirió y que creímos era lo adecuado”.
Y el profeta les dijo: “no debieron haber visto hacia un libro, debieron de haber visto hacia los ojos de ese hombre”.
Saludos.
Paz y Bien.
* Tomado de la Biblia latinoamericana
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