viernes, diciembre 04, 2009

Cuando de “alguien” se hace “nadie”.

O sobre el proceso de deshumanización.

Fuera del caso de psicópatas o similares, nadie asesina a otro ser humano así no mas. Se da un proceso de deshumanización del otro. Hay que hacer de ese “alguien” un “nadie” físico o moral.

Si primero decretas que el indio no es plenamente una persona, un ser humano, el camino queda abierto para todos los abusos imaginables. Si el estado nazi convence a la población de que el judío es un subproducto racial dañino, el camino queda abierto para el genocidio.

En el muy ilustrado siglo XIX, en 1857, la Corte Suprema de Estados Unidos, en una sentencia de 7 contra 2, dictamino que el negro, ( afroamericano para los políticamente correctos, nota del editor,ja.), de nombre Dred Scott. No era persona jurídica, sino propiedad de su dueño y no podía ser ciudadano. Como un caballo, por ejemplo, o una oveja.

A partir de ahí, todo es posible. Cualquier país en guerra con otro, monta una gran propaganda para dibujar al enemigo como un bárbaro inhumano o infrahumano. De esta manera sus soldados podrán disparar con mayor tranquilidad o gusto.

Y, cuando Raskolnikov- en “crimen y Castigo”- planea matar a la anciana, primero se da en el un proceso de convencimiento de que aquella vieja “tísica, estúpida y mala” tiene una vida que “no es mas que la vida de un piojo, de una cucaracha, y puede que aun menos, puesto que se trata de una vieja dañina”.
Una vez que la ha matado. Raskolnikov quiere engañarse a si mismo pronunciando frases solemnes. “yo no mate a ninguna persona humana, solo mate un principio”. O, como lo dirá después ante Sonia. “solo mate un piojo, un piojo inútil,repugnante y dañino”.

Los pronunciamientos a favor de la legalización general del aborto suelen comenzar con el mismo proceso ideológico. Se trata de hacer del niño aun no nacido, un nadie. Se trata de negarle vida humana. Una vez que se decreta que es como un tumor, como una propiedad del cuerpo gestante, como una alubia de células invasoras, como simple contenido del útero. Como mero producto, como un piojo insignificante, ya podremos matar esa vida humana con cualquier pretexto. Ya no hay algo sagrado o un absoluto ante lo cual debamos deternos.

Honorio López A.
Folletos Siglo XXI.

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