lunes, marzo 15, 2010

De hijo prodigo a hijo mayor.

 En la homilía de ayer nos preguntaba el Padre que cuantos de nosotros no eramos como el hijo prodigo que se gastaba la hacienda  en cosas vanas y hasta inicuas y terminaba deseando comer aunque fuera lo que comían los puercos..

 Bueno, de que todos somos como el hijo prodigo no se puede negar, pero también es cierto que varios de los que somos católicos "devotos" nos identificamos con el hijo mayor ( que no queramos reconocerlo ante los demás ya es otro cantar).

 Pero lo interesante es cuando brincamos de ser como el hijo prodigo a ser como un seudo-hijo mayor, olvidándonos de nuestra situación anterior y nos convertimos en un hijo mayor que siente hasta el deber de echarle en cara a nuestro Padre que sea tan bueno con aquellos que anduvieron gastando su fortuna , sus talentos, en situaciones y acciones indignas.

 Situación que coincide con otra parábola la del siervo cruel, al que se le perdona una gran deuda pero él no perdona la pequeña que a él se le debe...

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