Podríamos intentar una clasificación:
Los conformistas
Son los que van a Misa no tanto movidos por una decisión personal, cuanto impulsados por una fuerza externa. Presión de la familia que obliga a los hijos. Presión del grupo social en que la gente se mueve; así es como muchos asisten a Misa conducidos por los maestros, enmarcados en la reunión de amigos, llevados en alas del amor de la novia. Presión del medio ambiente, es decir, la asistencia a Misa se explica por la costumbre y la tradición local.
Los legalistas
Van a Misa por satisfacer una ley, por cumplir un mandamiento, que obliga bajo pecado grave, por evitar la infracción del pecado, por un concepto meramente jurídico y por lo mismo frío, imperfecto, un tanto farisaico.
Los convencidos
Acuden a Misa por personal convicción, por exigencia natural de una fe no infantil sino adulta, no aceptada intelectualmente sino existencialmente. Por eso acuden con una libertad, una constancia y alegría que no entienden los pobres conformistas. Nadie los lleva, ellos van. La Misa no les pesa, la aman. Son lógicos con ellos mismos-
Los fervorosos
Son los que viven la Misa como lo que es, sacrificio y banquete, y por eso no se limitan a comulgar con la Palabra de Cristo, sino que comulgan con su Cuerpo. Son los que entiende que la Misa es no solo unión con Cristo, sino además unión con los hermanos y que, por lo mismo deben atender al Cristo, que esta en el altar y al Cristo que esta en la nave y en los pasillos.
Son lo que saben que la Misa no termina cuando el sacerdote dice "podéis ir en paz", sino que en ese momento sigue la Misa, prosigue en la calle, en el trabajo y el estudio, en la vida diaria, y que toda la semana ha de ser de prolongación e irradiación de la Misa del domingo, es decir, unión con Cristo y los hermanos.
Monseñor Peñalosa
Mini charlas para Católicos.
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