Aquí nos contentamos con decir que, para poder traducir toda la vida en oración (también el trabajo, también el juego), es necesario dedicar "tiempos exclusivos" a la oración, con constancia y esfuerzo.
El rosario también nos educa en esto: precisamente porque requiere un poco de tiempo.
Para alcanzar un verdadero contacto con Dios, liberandonos de otros pensamientos, preocupaciones, distracciones, se necesita de cierto tiempo, sino estamos acostumbrados.
Es por eso que el rosario no se debe recitar a paso veloz, sino con un ritmo que permita la contemplación del Misterio. Creo que rezar, además de obtenernos la ayuda de Dios, es también de sobremanera útil a nuestro sistema nervioso.
Gabriel Armoth en " Diálogos sobre María". ed. Alba.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario