sábado, julio 03, 2010

Cambios de milenio y fundamentalistas apocalípticos

A lo largo de la historia siempre han surgido grupos milenaristas, videntes y mensajes de finales terribles cada vez que hubo un cambio de milenio o de siglo, y nuestro terminado siglo XX nos dejó una herencia de pseudoprofetas de calamidades que amenazan con días de tribulación si no hay conversiones en forma urgente y masiva. Sin duda que estas cosas atraen mucho, y la sed de novelerías, de experiencias místicas y milagros inesperados es una nota de nuestra época, donde el movimiento New Age está haciendo lo mismo en su versión gnóstica y esotérica.

Sólo escuchan a la jerarquía cuando les acompañan en sus cometidos, sin embargo no acatan ninguna autoridad pastoral, y si no se los aprueba, sería la jerarquía la que se equivoca persiguiéndoles injustamente. Y con el fundamentalismo bíblico que les caracteriza buscarán citas bíblicas para sentirse perseguidos por causa de la verdad y del Evangelio y siempre tienen una respuesta fanática y reduccionista para no aceptar sus excesos y falta de apertura a las orientaciones de la Iglesia. Lo típico de la mentalidad fundamentalista es no aceptar ningún tipo de críticas, y menos que les relativicen lo que ellos absolutizan.

El especialista español Manuel Guerra Gómez se pregunta: “¿Se transformarán muchos de éstos grupos en sectas separadas de la Iglesia por creerse ellos los portadores del “verdadero mensaje” de Dios?” (Diccionario Enciclopédico de las Sectas, BAC, Madrid, 2002, voces: “Visiones”, “Revelaciones nuevas”). En algunos centros de culto de estas nuevas “apariciones” muchos sacerdotes han sido suspendidos por su desobediencia al Obispo y actitudes escandalosas, creando división en lugar de paz. Aunque después son reinterpretados como mártires por la fe, ya que nunca les ven defectos a sus líderes, siempre son los demás los que se equivocan, los que los persiguen injustamente. Y encontrarán algún mensaje de María que les anunció que serán perseguidos por la falta de fe que reina en el mundo o porque es la hora de Satanás.

Tal vez muchas de estas afirmaciones molesten a algún fanático, y según su esquema fundamentalista dirán que quien escribe esto es un ateo cegado por Satanás, antimariano, racionalista, y que ha perdido la fe. Sin embargo es justamente por la misma fe, y amor a la Iglesia, por la misma fuerza de la verdad evangélica que hay que poner luz donde hay tanta duda y confusión, saliendo al paso para aclarar algunas de las tantas confusiones religiosas que andan por nuestras comunidades. Porque son muchos los fieles que por falta de claridad caen presos de grupos fanáticos que les hacen creer cosas que están fuera de la fe de la Iglesia, como si esas presuntas verdades fueran más importantes que todo lo revelado en Jesucristo.

El andar a oscuras, reuniéndose sin avisar a los Párrocos, difundiendo sin permiso del Obispo local sus mensajes en lugares de culto, no parece hablar muy bien de éstos “profetas de los últimos tiempos” que creen estar por encima de todo discernimiento eclesial. Y cuando se aprueba alguno de sus movimientos, muchos de ellos creen que cada Obispo es un delegado del Papa, como si todo lo que se aprueba en Roma tiene que estar en una diócesis. Pero no es así en la Iglesia. El Concilio Vaticano II afirma claramente: “Los Obispos rigen, como vicarios y legados de Cristo, las Iglesias particulares que les han sido encomendadas...y no deben ser considerados como vicarios de los Romanos Pontífices, ya que ejercen potestad propia y son, en verdad, los jefes de los pueblos que gobiernan. Así pues, su autoridad no es anulada por la potestad suprema y universal, sino que, por el contrario, es afirmada, robustecida y defendida.” (Lumen Gentium 27).

La Santa Sede respeta y reafirma como primera instancia –en estos casos- la decisión del Obispo local frente a una manifestación de este tipo, y sólo emite una declaración después que el Obispo diocesano se ha pronunciado. Mucha de esta gente tiene buenas intenciones y creen que lo hacen por una causa justa y en fidelidad a Dios, pero alguien tiene que ayudarles a discernir, y el Card. Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) es quien ha dicho más claramente los puntos clave en este tema.

Miguel Pastorino, experto uruguayo en sectas y miembro de la RIES

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