viernes, marzo 16, 2012

Juicio temerario.

S. Tomás señala tres razones que con frecuencia motivan el juicio temerario (Sum. Th. 2-2 q60 a3):
1) La propia malicia personal que lleva a juzgar a los otros como participantes de su mismo pecado.
2) La envidia y el deseo del mal del prójimo que le lleva a exagerar y «convertir en realidad aquello que desea».
3) La edad y las amargas experiencias.

Otra razón que motiva los juicios temerarios es la precipitación que lleva a muchos, entre ligeros y vanidosos, a juzgar sin reflexión.

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