sábado, julio 24, 2010

Presencia real de Cristo en la Eucaristía.

Una de las cosas mas importantes de nuestra fe que nos diferencia de muchos otros cristianos es que nosotros creemos en la presencia real y permanente de Cristo en el Pan y Vino consagrados; para muchos de ellos la Eucaristía es solo un símbolo de Cristo, así como el agua bendita que tiene la fuerza del Espíritu pero no es el Espíritu, o algunos dicen que solo es Cristo mientras lo comes en la comunión eucarística.

Nosotros los católicos, unidos a los cristianos desde los primeros siglos de la Iglesia, creemos en el amor sin medida de Cristo que jamas hubiéramos de imaginar: que El se quiso quedar entre nosotros como persona en este mundo bajo la forma de pan y vino.

Nosotros creemos en esta presencia personal de Cristo porque El mismo lo dijo claramente en la Ultima Cena y lo predijo sin lugar a dudas en el milagro de la multiplicación de los panes. (Véase todo el capitulo 6 del Evangelio de San Juan).

En la Ultima Cena Jesús, tomando pan, dijo: "tomen, coman, esto es mi cuerpo que sera entregado; repitan esto.." ( Luc 22,19s); y, con ocasión del milagro de los panes, afirmo; " el pan que yo les voy a dar es mi carne entregada por ustedes...sino comen ustedes la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes..." ( Juan 6,51s).

San Pablo afirma rotundamente: "quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, sera reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor" ( I Cor 11,27).

En la historia de la Iglesia ha habido discusiones sobre el momento preciso de la consagración, es decir, en que se transforma el pan y el vino en Cristo, unos dicen que al repetir las palabras de Cristo y otros que al invocar la Espíritu Santo, pero esa es una discusión sin sentido, porque aquí se trata de intenciones y hechos humanos y no de medidas de relojes electrónicos.

Al invocar al Espíritu Santo y al repetir las palabras de Cristo dentro de una asamblea de creyentes es cuando el sacerdotes esta expresando su intención de hacer lo que Cristo quiso y como El quiso. ( Hay una novela donde un sacerdote consagra una panadería entera, pero eso no tiene validez ni sentido porque no esta haciendo lo que Cristo deseaba).

En algunas liturgias el momento de invocar al Espíritu Santo es después de narrar las palabras de Cristo en la Ultima Cena, para decir con eso que el Espíritu Santo cumpla la promesa contenida en las palabras de la Institución de la Eucaristía.

Para nosotros que no estamos resucitados, nuestro ser no se puede ir dentro de un ramo de flores o de un pastel que mandamos a una persona querida; en cambio, al creer en la resurrección de Cristo Jesús, creemos que El puede estar con su cuerpo y todo su ser glorioso donde El quiere y El ha querido quedarse en la Eucaristía.

Se ha querido dar varias explicaciones al hecho de que Jesús este en la Eucaristía: se habla de "transustanciación", "transfinalizacion", "transignificacion", queriendo decir con eso que lo que esta en el fondo del pan y del vino, el fin y razón por el cual ahora existen es Jesús; el pan y el vino son signo real y eficaz de la presencia de Cristo; la Palabra de Dios ha ejercido en ellos una transformación profunda del ser y ya no son pan y vinos ordinarios.

En fin de cuentas debemos entender que el cambio que se realiza en la Eucaristía no es de una cosa a otra de este mundo, sino de una cosa de este mundo a una realidad del mundo futuro: el pan y vino no se transforman en el Jesús de este mundo, sino en el Cristo resucitado..

P. Alfonso Diez de Sollano S.D.B.

La Frase.

Si algo retrata a un "tradicionalista", es acusar de modernista, progresista y liberal a todo aquel que no coincide con su "tradicionalismo".

Jose Miguel Arraiz...

lunes, julio 19, 2010

Como encontrar una T.V. en el siglo X, encontrar jehovistas antes del Siglo XIX.


Si Jesús dijo: "Miren, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas"(De la traducción del Nuevo Mundo).

¿Porque no hay pruebas de existieran testigos de Jehová en el tiempo transcurrido desde la muerte de San Juan evangelista hasta la época en que Carlos T. Russell inicio su movimiento jehovista (a finales del siglo XIX)?

La sociedad W.T. (o sea el cuerpo gobernante de los T.J.), para intentar escapar de esa dificultad, siempre sale con esto:

Testigos de Jehová siempre han existido, desde el justo Abel, pasando por Moisés y claro, todos los justos del A.T. siguiendo con Jesús, el Testigo fiel, y terminando con los doce apóstoles . Pero los testigos jamas podrán mencionar a un solo miembro de su organizacion desde el siglos II d.c hasta el Siglo XIX cuando Russell los funda.

No podrán dar pruebas, sencillamente porque no existían antes del Siglo XIX. Es como buscar una marca de T.V. en el siglo X.

La misma sociedad W.T. ya lo acepto al decir en su libro "el reino de los 1000 años de Dios",pag. 345 .
"No tenemos un cuadro histórico claro de como existió y sirvió la clase del esclavo fiel y discreto a través de los siglos, después de la muerte del Amo Jesucristo y de los apóstoles".

La W.T. es muy afecta a narrar en sus publicaciones la historia de la Iglesia católica, criticando a los católicos que vivieron desde el siglo II hasta la época actual, pero desconoce la suya propia.
Eso es tan ilógico como si una persona desconociera su historia familiar, pero conociera perfectamente la de su enemigo.

La conclusión que damos es esta:

Si no hubo testigos de Jehová hasta Russell, no quedan mas que dos alternativas:
O Cristo mintió al prometer lo que no cumplió ( estar con nosotros hasta el fin).
O los que mienten son los Testigos de Jehová, al decir y afirmar que ellos son el mismo pueblo de Dios de los tiempos bíblicos.

Revista Testigos de Cristo.

martes, julio 06, 2010

Sectas evangélicas

Llevo casi un par de semanas por tierras hispanoamericanas, en una gira de promoción de mi última novela. Me está causando una hondísima impresión el auge de las sectas evangélicas por estas tierras; un auge que, según me cuentan diversos amigos, se ha producido en unos pocos años y que registra un crecimiento de adeptos en progresión geométrica.

Algunas de estas sectas cuentan, incluso, con canales televisivos volcados en el proselitismo. Cuando vuelvo al hotel, busco estos canales, para poner a prueba mi capacidad de asombro. Aparecen en la pantalla unos sedicentes «pastores», híbridos de orate y vendedor de crecepelos, que enardecen a sus auditorios con una retórica de parvulario, aderezada de apóstrofes que los adeptos a la secta jalean con entusiasmo. La Biblia es usada en estas alocuciones como una especie de manual de autoayuda; la exégesis que se hace de ella es de una zafiedad tergiversadora que causa grima.

Tarde o temprano, el sedicente «pastor» acaba llevando el agua a su molino: ofrece su prédica como una vía de éxito profesional; pero enseguida liga esa promesa de prosperidad a la satisfacción de un diezmo. Para legitimar la exacción, el sedicente «pastor» invoca citas cogidas por los pelos de los Proverbios o de Malaquías en las que Dios reclama a los creyentes las primicias de su trabajo. La prédica alcanza hacia su desenlace un clímax lisérgico: el sedicente «pastor» lanza proclamas rescatadas del repertorio de un charlatán de feria; los adeptos asienten, se entregan al llanto, se desgañitan, gritan alabanzas que más bien parecen imprecaciones. Al sedicente «pastor» le brilla el rostro con un sudorcillo atocinado y risueño.

Tras la prédica se suceden unos anuncios con estética de teletienda en los que se ofrecen recetarios para la sanación del alma, colgantes con propiedades de talismán, zarandajas y bisuterías varias a las que se atribuyen poderes sobrenaturales.

No faltan tampoco los llamamientos a quienes se sienten solos, incomprendidos, desahuciados; la propaganda de estas sectas evangélicas se dirige muy especialmente a las mujeres, a quienes seduce con promesas de plenitud espiritual entreveradas de morralla feministoide. Aparecen también un par de individuos ataviados con una indumentaria que se pretende similar a la de los sacerdotes, invitando a los espectadores a participar de no sé qué ceremonia que parodia la Eucaristía.

Según me cuentan, una de las estrategias más empleadas por estos sacaperras consiste en infundir el espejismo de que sus celebraciones son aproximadamente católicas; de este modo, muchos neófitos ni siquiera tienen conciencia de haber abandonado la Iglesia.

Le pregunto a mis amigos si entre los medios de comunicación pretendidamente serios y entre las élites intelectuales no han surgido muestras de alarma ante el auge de estas sectas. Me sonríen sarcásticos: los medios de comunicación pretendidamente serios y las élites intelectuales están demasiado ocupados arremetiendo contra la Iglesia católica.

Aunque, por supuesto, contemplan con desdén el fenómeno, con ese tibio desdén que se destina a las faunas infrahumanas, lo toleran; y justifican esa tolerancia amparándose en la libertad de culto. Pero la razón verdadera de su transigencia es mucho más artera: de un modo retorcido, han hallado en el auge de las sectas evangélicas un formidable aliado en su designio de destrucción, que dirige su artillería contra la Iglesia católica.

Durante siglos, el combate contra la Iglesia se presentó como una lucha contra el oscurantismo; ahora ya sabemos que el propósito de ese combate era muy diverso: se trataba de derrotar una fe religiosa sustentada sobre dos mil años de sabiduría acumulada, sustentada sobre una tradición cultural que ofrecía una visión concertada del mundo. Estas nuevas expresiones seudorreligiosas carecen de esa tradición, se alimentan del caos y actúan como arietes contra los baluartes culturales tan costosamente erigidos a lo largo de los siglos, dejando que sus adeptos chapoteen en un cenagal de ignorancia. Las sectas evangélicas se convierten, de este modo, en un instrumento más de ese designio de destrucción que guía a quienes desean instaurar una nueva forma de esclavitud.

Juan Manuel de Prada

ABC,

sábado, julio 03, 2010

Cambios de milenio y fundamentalistas apocalípticos

A lo largo de la historia siempre han surgido grupos milenaristas, videntes y mensajes de finales terribles cada vez que hubo un cambio de milenio o de siglo, y nuestro terminado siglo XX nos dejó una herencia de pseudoprofetas de calamidades que amenazan con días de tribulación si no hay conversiones en forma urgente y masiva. Sin duda que estas cosas atraen mucho, y la sed de novelerías, de experiencias místicas y milagros inesperados es una nota de nuestra época, donde el movimiento New Age está haciendo lo mismo en su versión gnóstica y esotérica.

Sólo escuchan a la jerarquía cuando les acompañan en sus cometidos, sin embargo no acatan ninguna autoridad pastoral, y si no se los aprueba, sería la jerarquía la que se equivoca persiguiéndoles injustamente. Y con el fundamentalismo bíblico que les caracteriza buscarán citas bíblicas para sentirse perseguidos por causa de la verdad y del Evangelio y siempre tienen una respuesta fanática y reduccionista para no aceptar sus excesos y falta de apertura a las orientaciones de la Iglesia. Lo típico de la mentalidad fundamentalista es no aceptar ningún tipo de críticas, y menos que les relativicen lo que ellos absolutizan.

El especialista español Manuel Guerra Gómez se pregunta: “¿Se transformarán muchos de éstos grupos en sectas separadas de la Iglesia por creerse ellos los portadores del “verdadero mensaje” de Dios?” (Diccionario Enciclopédico de las Sectas, BAC, Madrid, 2002, voces: “Visiones”, “Revelaciones nuevas”). En algunos centros de culto de estas nuevas “apariciones” muchos sacerdotes han sido suspendidos por su desobediencia al Obispo y actitudes escandalosas, creando división en lugar de paz. Aunque después son reinterpretados como mártires por la fe, ya que nunca les ven defectos a sus líderes, siempre son los demás los que se equivocan, los que los persiguen injustamente. Y encontrarán algún mensaje de María que les anunció que serán perseguidos por la falta de fe que reina en el mundo o porque es la hora de Satanás.

Tal vez muchas de estas afirmaciones molesten a algún fanático, y según su esquema fundamentalista dirán que quien escribe esto es un ateo cegado por Satanás, antimariano, racionalista, y que ha perdido la fe. Sin embargo es justamente por la misma fe, y amor a la Iglesia, por la misma fuerza de la verdad evangélica que hay que poner luz donde hay tanta duda y confusión, saliendo al paso para aclarar algunas de las tantas confusiones religiosas que andan por nuestras comunidades. Porque son muchos los fieles que por falta de claridad caen presos de grupos fanáticos que les hacen creer cosas que están fuera de la fe de la Iglesia, como si esas presuntas verdades fueran más importantes que todo lo revelado en Jesucristo.

El andar a oscuras, reuniéndose sin avisar a los Párrocos, difundiendo sin permiso del Obispo local sus mensajes en lugares de culto, no parece hablar muy bien de éstos “profetas de los últimos tiempos” que creen estar por encima de todo discernimiento eclesial. Y cuando se aprueba alguno de sus movimientos, muchos de ellos creen que cada Obispo es un delegado del Papa, como si todo lo que se aprueba en Roma tiene que estar en una diócesis. Pero no es así en la Iglesia. El Concilio Vaticano II afirma claramente: “Los Obispos rigen, como vicarios y legados de Cristo, las Iglesias particulares que les han sido encomendadas...y no deben ser considerados como vicarios de los Romanos Pontífices, ya que ejercen potestad propia y son, en verdad, los jefes de los pueblos que gobiernan. Así pues, su autoridad no es anulada por la potestad suprema y universal, sino que, por el contrario, es afirmada, robustecida y defendida.” (Lumen Gentium 27).

La Santa Sede respeta y reafirma como primera instancia –en estos casos- la decisión del Obispo local frente a una manifestación de este tipo, y sólo emite una declaración después que el Obispo diocesano se ha pronunciado. Mucha de esta gente tiene buenas intenciones y creen que lo hacen por una causa justa y en fidelidad a Dios, pero alguien tiene que ayudarles a discernir, y el Card. Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) es quien ha dicho más claramente los puntos clave en este tema.

Miguel Pastorino, experto uruguayo en sectas y miembro de la RIES

Revelaciones privadas. Es preciso hacer distinciones: ¡No todos son iguales!

Hay cientos de librillos de mensajes de confuso origen y que ni siquiera los propios Obispos conocen, razón por la cual deberíamos rechazarlos de plano hasta no estar enterados del discernimiento de la Iglesia al respecto. Me detendré en algunas de las devociones más difundidas en nuestro contexto, dejando en claro que si bien no han sido condenadas por la Iglesia, tampoco han sido aprobadas, aunque entre ellas hay diferentes juicios por parte de la jerarquía y no están consideradas del mismo modo.

1. Apariciones de la Virgen (la “Gospa”) en Medjugorje, cuyos mensajes los difunde el movimiento “María Reina de la Paz” cuya central se encuentra en Miami (Florida Center For Peace). De todos los movimientos aparicionistas existentes es el mejor visto por varios teólogos, pastoralistas, y muchos obispos y sacerdotes de todo el mundo. Sin embargo la Santa Sede prohíbe que se realicen peregrinaciones oficiales a Medjugorje, ya que tan solo pueden realizarse a nivel privado, y la Congregación para la Doctrina de la Fe les concede la primera instancia de discernimiento a los Obispos locales. Y tanto la Conferencia Episcopal de la Ex Yugoslavia, como Mons. Peric, obispo local de Mostar (Bosnia-Herzegovina) no encuentran ningún evento sobrenatural en la experiencia paranormal de los videntes, ni tampoco aprueban los mensajes, aunque acompañan como Pastores a los fieles de dicha parroquia como a los peregrinos que viajan cada año.

Es de conocimiento público también que varios sacerdotes franciscanos han sido suspendidos por desobediencia y escándalos debidos a su fanatismo y contradicciones permanentes con las apariciones, así como su resistencia a ser removidos de sus Parroquias, lo cual ameritó una intervención de la Santa Sede. Como las supuestas apariciones no han terminado aún (desde 1981 en que comenzaron), la Iglesia se abstiene de dar un juicio definitivo y permite a los fieles cualquier expresión de piedad, siempre y cuando no se quiera autentificar las apariciones de Medjugorje (cf. Respuesta del Monseñor Tarcisio Bertone, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a un obispo francés que pedía aclaraciones sobre la cuestión de Medjugorje, 26 de mayo de 1998). Está muy extendido, ha dado importantes frutos espirituales, vocaciones, importantes conversiones y es el menos problemático de todos, pero si no está bien acompañado suelen caer en los mismos excesos que otros grupos devotos de alguna “aparición”, preocupándose por seguir los mensajes en lugar de centrarse en la Palabra de Dios y obedecer a sus Pastores.

2. Vassula Ryden, esta vidente de origen ortodoxa griega, es cuestionada por numerosos especialistas en estos temas, y no han encontrando en ella rasgos claros de coherencia con respecto a los fenómenos típicos de cualquier vidente. Siempre han difundido falsas “aprobaciones oficiales”, y últimamente están difundiendo una supuesta aprobación del Card. Ratzinger, pero la verdad es que no tienen aún ningún tipo de aprobación por parte de la Santa Sede, y esto nos ha sido confirmado por la Conferencia Episcopal Suiza en febrero de 2005 (cf. Respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe a la consulta realizada por la Conferencia Episcopal Suiza, 23 de febrero de 2005. Material cedido por María Laura Pío, especialista en el tema).

El mismo M. Guerra sintetiza la amonestación de la Santa Sede de 1995 (todavía vigente): “ambigüedad en su doctrina trinitaria, un estilo milenarista con “una era de paz y de bienestar universal antes de la venida definitiva de Cristo”, “la próxima llegada de una era pancristiana”, etc. (Diccionario Enciclopédico de las Sectas, BAC, Madrid, 2002, “revelaciones nuevas”, p. 807). El 27 de enero de 2007, el Card. William Levada, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, respondió a varias consultas de Obispos de todo el mundo en una Comunicación oficial aclarando que: - La Notificación de 1995 sigue vigente en cuanto al juicio doctrinal sobre la Sra. Ryden. - La Sra. Ryden aclaró a la Congregación que sus “mensajes” “se presentan no como revelaciones divinas, sino más bien como meditaciones personales suyas”. - “No parece oportuna la participación de católicos en los grupos de oración organizados por la Sra. Ryden.


3. Padre Stefano Gobbi y el Movimiento Sacerdotal Mariano. También goza de prestigio en algunos ambientes y tiene cientos de sacerdotes adheridos, pero además de no estar aprobado es el que tiene mayor cantidad de cuestiones teológicas bastante dudosas en sus mensajes de tono fatalista. Sus superiores le han pedido que no fuera el director espiritual del movimiento.

4. Rosa Mística. Si bien el culto a esta imagen es aceptado y se acompaña a sus peregrinos, recientemente los Obispos argentinos declararon al respecto de sus mensajes: “Un examen atento del contenido de los mensajes me permite afirmar que éstos no pueden ser considerados como una auténtica revelación privada, fruto de una intervención especial de Dios. Además de notables ambigüedades, contienen serios errores acerca de la vida cristiana y afirmaciones contrarias a la fe católica. Su difusión pone en serio riesgo la salud espiritual de los fieles. Mantengo por tanto el pedido explícito de no difundirlos ni en parte ni en su totalidad, y de no usarlos para la oración o la enseñanza” (Mons. J.M. Arancibia, Arzobispo de Mendoza, 29 de mayo de 2005).

Miguel Pastorino, experto uruguayo en sectas y miembro de la RIES

viernes, julio 02, 2010

Jesús Hostia.

Cuando se le pregunta a alguien dentro de la Misa que es la "hostia", generalmente responde que es el pedacito de oblea que se usa para dar la comunión; es esta misma definición que nos dan los diccionarios.


Si embargo la palabra "hostia" viene del latín y significa la ofrenda que se le presenta a Dios en un sacrificio, la víctima que allí se ofrece.

"Hostia" y "víctima" son dos palabras que significan lo mismo.

Por ejemplo, en el sacrificio pascual los judíos ofrecían a Dios un corderito (Exodo 12) este cordero era la hostia o víctima.

Cuando en la Santa Misa decimos "hostia", los cristianos deberíamos pensar en Jesucristo sacrificado por nuestra salvación, hecho víctima por nosotros.

La carta a los Hebreos nos dice que nosotros ya no necesitamos de ofrecerle a Dios animales y otras cosas para pedirle a Dios perdón por nuestros pecados, porque todo eso no sirve para borrarlos ( Hebreos 10,4) lo que sirve es la Sangre de Cristo derramada una vez y para siempre (Heb 10,11-18).

Jesús es nuestra hostia cuando queremos ofrecerle a Dios un sacrificio de expiación; Jesús es nuestra hostia cuando queremos ofrecerle a Dios un sacrificio en acción de gracias; Jesús es nuestra hostia cuando queremos ofrecerle a Dios un sacrificio para obtener una gracia especial.

Por otra parte, algunos están acostumbrados a decir que van a recibir en la comunión " la hostia" en el sentido que dicen los diccionarios; pero en ese momento tendrían que pensar que van a recibir a Jesús sacrificado por nosotros y que deben convertirse también en Él, en hostia para la salvación del mundo.

San Pablo en la carta a los romanos, nos dice que debemos:"ofrecerle a Dios nuestro ser, como hostia viva, santa y agradable a Dios" ( Rom. 12,1).

En una de las cuatros oraciones principales que se usan para la consagración en la Misa se pide a Dios que el Espíritu Santo nos convierta " en víctima viva para alabanza de su gloria" ( plegaria eucarística 4), es decir, en hostia junto a Jesús.

P. Alfonso Diez De Sollano S.D.B

De "En memoria mía, catequesis sobre la Misa"