martes, noviembre 30, 2010

Pequeño manual de urbanidad para la Misa.



Del Blog "mi cumbre"...

He hablado con el Párroco de la Iglesia donde asisto a Misa, para comentarle la forma tan rara que tiene algunos feligreses durante la celebración de la Misa.

El Párroco me ha pedido que le envíe una nota con mis observaciones, para en su caso, predicar sobre éllas y publicarlas en el Boletín semanal.

Estos son los principales conceptos que debiéramos recordar para mantener un comportamiento en la Iglesia, acorde con la importancia de las Celebraciones a las que asistimos.

No he entrado en el cumplimiento de las normas religiosas, ni litúrgicas, pues éso les corresponde decirlo a los sacerdotes.

No llegues tarde a la celebración. La puntualidad es una demostración de respeto.

Si no puedes llegara a la hora señalada, haz los arreglos para llegar antes.

Si llegas tarde, mantente en la parte de atrás, sin pasar a los bancos, para no distraer y molestar a los que han llegado antes. Hazlo solamente, aprovechando los cambios en las fases litúrgicas.

Al llegar, procura sentarte en la parte central del banco para que los que vayan llegando, puedan sentarse en los extremos, así molestarán lo menos posible.

Si la iglesia está muy concurrida, no ocupes un sitio dejando bolsos o los libros sobre el banco. Ese sitio lo puede ocupar otra persona.

No salgas hasta que se termine la Celebración. La procesión de salida también forma parte de la liturgia.

No salgas hasta que no haya terminado de salir la comitiva con el Sacerdote que ha celebrado la Santa Misa.

No salgas hasta que haya terminado de cantar el coro o haya terminado la música.

No asistas mal presentado. Nuestra imagen honra a quien honra merece.

Es la entrevista mas importante de la semana.

El pudor y la decencia deben impedirte ir con escotes, minifaldas, ropas insinuantes, ni exageradas, para no distraer ni provocar a los asistentes.

No es una excursión, por lo que no deberás ir con pantalones cortos. Si tienes pensado ir a otro sitio después de la Santa Misa, vete a casa a cambiarte y si éso no es posible, quédate discretamente atrás.

No lleves los labios pintados si vas a Comulgar, pues puedes dejar marcas en el Cáliz y en los dedos del que te da la Sagrada Comunión.

No comas durante la celebración. Distraes del objetivo, máxime si se va a Comulgar.

No comas chicle, caramelos, etc. ni des a los niños aperitivos para que se entretengan.

No hagas nada que no sea atender con mucha devoción a la Sagrada Misa. Es el momento mas solemne de la semana.

No reces el Santo Rosario durante la Celebración. Deberás hacerlo antes o después.

No escribas, pues también distraes la atención, aunque sean cosas relacionadas con la homilía o la Celebración. Espera a hacerlo a la salida.

No leas libros de meditación, también distraen de la Celebración.

No permitas que los niños alboroten o distraigan a otras personas. La buena educación principalmente, se demuestra en los sitios importantes

Si no les puedes convencer a los niños de que estén atentos, deberás llevarles al sitio designado para éllos o ponerte en la parte de atrás.

No des a los niños juguetes o lecturas ajenas a su educación religiosa, para que se distraigan de la Celebración. Deberás convencerles de la importancia del acto para que estén atentos.

No permitirás que los niños pongan los pies sobre los bancos, ni sobre los reclinatorios.

No charles con otros dentro de la Iglesia. Además distraerás a los que les hablas y a los que estén cerca.

Ni antes, ni durante, ni después de la Celebración. La Iglesia es un lugar sagrado y no es un lugar de tertulias.

No tengas posturas inapropiadas durante la Celebración. La imagen que proyectes puede servir para distraer a otros, o si es buena le reforzará su piedad. Debes dar ejemplo con tu actitud.

No pongas los pies sobre los reclinatorios aunque estén subidos.

No te sientes con las piernas debajo del cuerpo, como si estuvieras viendo la televisión.

No cruces las piernas cuando estés sentado, como en los cafés.

Cuando estés de pie, sentado o de rodillas, mantén una postura respetuosa.

No estés abrazado con tu familiar o amigo, ni con la mano le acaricies la espalda, aunque algunos crean que es una señal de cariño.

No te arrodilles sin hacerlo despacio, completamente y con devoción.

Con la rodilla derecha hasta tocar el suelo cuando estés delante del Sagrario.

Con las dos rodillas hasta tocar el suelo e inclinando la cabeza cuando está expuesto el Santísimo Sacramento en el altar o en el Sagrario.

Si no esta el Santísimo en el Altar Mayor, no te arrodilles delante del altar, haz solamente una inclinación de cabeza al pasar delante y al entrar o salir de los bancos.

Aunque no haya reclinatorio, arrodíllate en el momento de la Consagración y cuando el Sacerdote presente la Comunión a todos los fieles. Estas ante Dios, tu Padre Supremo.

No te santigües o persignes sin hacerlo despacio, completamente y con devoción, diciendo las palabras correspondientes, no solo los signos. Los signos religiosos haciendo garabatos son ridículos y demuestran un desprecio por las cosas trascendentes.

Santiguarse desde la frente hasta el pecho y del hombro izquierdo hasta el derecho rezando la oración que conlleva.

Persignarse con la primera Cruz en la frente, la segunda en la boca y la tercera en el pecho, rezando la oración que conlleva.

Conclusión: La iglesia es el sitio más importante, de todos a los que acudimos y comportarse bien allí, es una obligación que todos debemos cumplir. Debemos darle el realce que se merece por derecho propio. Cada uno debe portarse en hacer las cosas lo mejor posible. Aunque estos comentarios sean mi punto de vista personal, todos deberíamos hacer un esfuerzo para ser un ejemplo perfecto ante los demás.

miércoles, noviembre 17, 2010

No es un país musulmán, pero un católico es amenazado por hincarse para orar.

Del periódico El informador.

MANCHESTER, INGLATERRA (16/NOV/2010).- El ritual que realiza Javier Hernández previo al arranque de cada partido, al hincarse a orar antes del silbatazo inicial, podría no llevarse a cabo cuando el Manchester United visite al Rangers, en la Liga de Campeones, pues el club escocés tiene origen protestante y sus aficionados no verían con buenos ojos un acto católico.

Así lo informó la revista People de Inglaterra, en su edición en línea, que considera que Sir Alex Ferguson, quien nació en Glasgow, podría advertir a su jugador para que no realice su oración.



Cosas que pasan en un país que se define como muy tolerante, con los pecados, no con la fe de los demás, sobre todo la de los católicos.

miércoles, noviembre 10, 2010

LA “EVOLUCIÓN” DE HIGINIO PÁRROCO *

De los comentarios del blog: espada de dos filos...

Higinio fue cura de pueblo, y desde la dignidad de su sotana, mantenía el respeto reverencial y a la vez el gesto afable y paterno. Fue una figura venerable como párroco de la juventud. Acudían a él los niños a besarle la mano pronunciando el AVE MARÍA PURÍSIMA. Y a escuchar de sus labios siempre una palabra de padre. Él era inequívocamente pastor, y a él acudían para consuelo y consejo las tribulaciones de la juventud y las penas de la vejez. Aquellas gentes tenían como la mayor honra de su vida ver a un hijo suyo sacerdote.

Pero llegó el post-concilio, y con él, Higinio se renovó para aggiornarse a los signos de los tiempos. Ahora, él sabe más que veinte siglos de catolicidad. En su inmenso porta-folios lleva un nuevo culto, casi una nueva religión, que aprendió de maestros holandeses. Y un inmenso desprecio por la fe del pueblo sencillo.

Ya no viste sotana, sino como cualquiera, y con torpe desenvoltura trata de hablar y de reír como los demás. Con él viene “la Iglesia de los pobres”, pero él es el primer párroco con coche (“instrumento de trabajo”) para no estar nunca en el pueblo.

Para reconocer en él al cura es preciso apelar a nociones abstractas, porque lo que se ve es su antítesis, su negación misma. A lo sumo, es un poco asistente social y recitador de los tópicos de libros de autoayuda.

En la parroquia, ya no hay unción, ni respeto, ni devoción, ni fervor. Sólo ruido, innovación, petulancia e impiedad. Ya los niños no acuden al paso del sacerdote. ¿A qué fin?

Todo cuanto ha existido debe ser cambiado por “preconciliar”. Ya no suenan las campanas del Angelus ni el pueblo se reúne en una única Misa Mayor. Fiestas y procesiones han sido alteradas o suprimidas sin el menor respeto; incluso el Santoral ha cambiado. El culto divino se ha extenuado hasta su extremo. Y no existe el latín, ni el gregoriano de la liturgia católica; toda polifonía clásica ha sido retirada. Salmos con ritmo protestante, cancioncillas bobas y ritmos irreverentes han ocupado su lugar.

Y la estridencia, se añade la improvisación constante, el mal gusto. Altavoces por todas partes con su resonancia metálica, altavoces de feria en el templo, hasta en los entierros. (Sordo debe ser su Dios, o no les quiere escuchar). El silencio, el recogimiento, la oración personal, no tienen ya cabida en el templo.

Higinio no se sienta más en el confesionario, porque la confesión frecuente ha sido reemplazada por la psicología, y con las absoluciones colectivas se gana en tiempo y "eficacia pastoral".

Y como sustancia de toda esta siniestra algarabía, la prédica “social”. ¡Qué todos la escuchen callados, y que nadie se arrodille al comulgar…! Violencia a las almas, violencia a las conciencias y la sensibilidad… Todo en nombre de la libertad, del hombre moderno, del progreso y de los signos de los tiempos.

* Adaptado de un texto de Rafael Gambra Ciudad.